Al premiar ciertos comportamientos de
nuestros hijos con dulces, estamos colaborando a fomentarles malos hábitos
alimenticios y podría provocar que los
pequeños se vuelvan cada vez más
caprichosos y exigentes al realizar tareas que de por sí tendrían que cumplir,
por lo que lo recomendable sería premiar solo aquellas acciones que merezcan
una gratificación.
- Si el pequeño come dulces antes de sus alimentos principales, lo más seguro es que pierda las ganas de comer y vaya desarrollando cada vez más, una inapetencia por alimentos más saludables.
- Usar los dulces como premios hará que tus hijos relacionen los chocolates, bombones y caramelos, con algo bueno, cuando en realidad son alimentos de bajo valor nutritivo y con un elevado aporte caló rico.
- Carencia de vitaminas, aparición de caries, problemas de sobrepeso o un descontrol de los niveles de glucosa en sangre son otros de los problemas más frecuentes que trae consigo el abuso en el consumo de dulces
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